Decirlo
Existe un suspiro de aire,
que tiene grabado tu nombre.
Lo he visto fugaz pasar sobrevolando,
El borde casi accidentado de mi presencia;
En esa esquina que no cruzamos al mismo tiempo,
Y en ese vagón de tren que no tomamos a la misma hora.
He visto también que tu nombre
tiene tinta de brisa marina,
y uno que otro pedazo de nube fortuita.
Lo he visto volar ágil y esquivando,
La emoción que genera mi impaciencia;
En esa calle donde no te vi por tomar un atajo,
Y ese día que no te conocí al tomar caminos separados.
Y he visto tan bien tu nombre,
Que puedo condensar cada una de sus letras,
Refinar sonido del agua en cada una de ellas,
Y guardarlo en la boca sin mediar resistencia.
Para que un día en que estés cerca,
Y el viento sin quererlo delate tu esencia,
Tener finalmente de fresca voz un suspiro,
Y de ese suspiro transformar el aire en sonido,
Verte a los ojos y casi sin poder reprimirlo,
Suspirar tu nombre y entonces, y quizá,
me escuches decirlo.
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