De fuego

Tengo un laberinto
de fuego
en mi interior,
por eso estoy
donde estoy,
conjurando
lo que conjuro.

Hoy no te debo nada a tí,
mi eterno rival. La ira.

I

ría de aquí a allá
con este caparazón
agrietado
buscando la manera
menos efímera
de que nadie
me mienta.

Volvería una
y otra vez
aquí,
si hiciera falta
para recoger
el pensamiento
firme y contundente
que me he dejado
en esta orilla.

Que soy una miedica
empedernida,
mi debilidad
es mi casa
y todo el mundo
lo sabe,
por que todos
entran a mi casa
sin quitarse
los zapatos,
pues yo les invito
siempre.

Mi miedo es
mi compañero,
fiel guía
del laberinto
con su antorcha
va enseñándome
por dónde
tengo que ir

esta vez
y todas las demás,
me da regalos
nada ostentosos,
como pequeñas semillas,
brotes de valentía.

He aprendido
o eso quiero pensar
a no desear
que me entiendas,
a descreerme
que es una necesidad
tan vital
como el aire ,
que me entiendas.

Soy el monje
y tengo a mi elefante
todavía distraido
con un mono blanco,
pero algún día
descansará a mis piés
o puede que incluso
le deje enseñarme
qué hacer con todo esto.- .