CUANDO FUI JOVEN RÍO

Cuando fui joven río,
no me paraba a mirar las orillas
que a besarme se acercaban.

Mis aguas, vigorosas, se ufanaban
desoyendo la calidez de sus llamadas
enloquecidas por el rumor
de sus bravas cataratas.

Cuando fui joven río,

no me detuve a satisfacer
a quienes con mis aguas soñaban,
a quienes mis aguas necesitaban.

Todo era correr, atropellar, gritar;
amenazar a quien se me acercara...

Cuando fui joven río,
me deshacía con vehemencia
de todo cuanto se me daba.
Por eso hoy, de cuanto tuve,
ya no me queda nada.

Cuando fui joven río,
creí que mis fuentes de vida
eran eternas, que no se agotaban...

El tiempo vino a decirme:
¡cuánto mi juventud se equivocaba!