CRIOGÉNESIS

Jugué a ser ave, entre ventiscas y vi la pequeñez de mí ser,
Nade en los piélagos de inmenso resplandor
Y cuando sentí el Sol, mi ego murió tragando el polvo.
Mi madre la lluvia me dio el regalo sacro del Amor Del gran Bodhisattva.
Cuando mis manos ayudaron a tallar las piedras de la Gran Esfinge de Guiza,
La agudeza quinésica seme volvió a heredar
Y en otra encarnación a si me gane el pan que comí,
Encontré a un dios criogenizado en el pico de la montaña de hielo,
Lo puse en mis hombros y camine con El sobre la piel negra de mí
Omnisciente amante; La Noche.

Hasta que un atardecer al sentir mi pequeñez
Volvió a fundirse entre las estrellas, no sin antes prender el “cordón de plata“de mi Ser,
En una ocasión no tuve nombre y Krishna me nombro “Yo soy Yo”
En un ayer cuando fui esclavo en mi jaula la luz de Venus me persigno,
Luego me dio de beber la Tabla de esmeralda,
Con los doce pasos del caminante del Valle de lagrimas.
Los vientos acarician mi abiótico ramal de lunas y mundos,
Mi corteza dejo de ser muerte, ¡muerte que habla de vida!
Pero hoy los astros dan su sabático resplandor sobre mi mesa
Y de mis sueños cuánticos emergiste Tú,
¡Tú, con tus ojos y tu piel de mujer para compartir las penas y el vino!