Copa

Sí, he aquí la fatal copa
de sangre envenenada,
cuanto antes brindemos
entre espinas el dolor pasará,
una turba de voces alimenta
la pobre runa de ánimo,
al lado de la orquídea humea
sobre escombros olvidados,
y el acantilado de cosas escritas
las devora la tormenta ebria,

He aquí, esta copa despiadada
de luces y sombras,
chasquean las palabras correctas
al desamparo de lo inevitable,
se embriaga la lucidez de las memorias
en un cuarto prestado,
surgen las horas dolorosas
como dardos en la herida
y los cadáveres se sientan
con las horquillas a devorar,
¿hace falta? no;
¿otra?...

He aquí, esta copa dolorosa
de lágrima ardiente,
la tensión se desborda en los poros
frente a los caminos que llevan estas alas,
y frente a los abandonados al pie de un secoya
con cenizas y el corazón tatuado ,
hasta la última gota de lucidez
como si las paredes fueran fantasmas,
¿recuerdas eso?
Yo no quiero,
¿Otra?...

He aquí , esta copa de alivio
en los huesos de nieve,
puede ser la última, pues brindemos
antes que el tiempo corrija
con su trazo perfecto
o antes que caigan los brazos
en el lecho del cansancio,
con fuego se despide las cartas rotas
y cae sobre las cenizas el silencio,
hasta otra amarga lectura querida,
¿quieres?...