Confesión a media noche. (Vivencias de un pasado)

Ni mi voluntad, ni mi pensamiento
existen, porque se ahogaron con el
humo y el güisqui de mi copa...
¡Qué pena más grande Señor, las riendas
de mi vida se me fueron de las manos;
mis credos me dejaron…, mi altar y tu
Cruz se desmoronan..!.

Me siento dividido en este oscuro
cuchitril, donde el murmullo es un eco

repetido y los gestos de la gente
pinceladas blanco-oscuras de un cuadro
surrealista suspendido de la noche.

Mi visión no encuentra el punto, ni mi
corazón su escorzo: mi mirada se
confunde entre un montón de bultos y
de sombras imprecisas. ..

¡Mi alma se interroga y se golpea
duramente…!

Las ninfas del relax pululan como
mariposas circundando el entorno
de mi mesa. Los recuerdos me invaden
sin parar y se marchan por el fosco
tragaluz de mi memoria.

Uno del sur, canta con su guitarra
tangos argentinos y baladas
irlandesas… Me levanto y me hago
amigo del silencio y de la tapa
maltratada del retrete.

Inspiro varias veces y me miro
oscilante en el espejo, sin reconocer
mi imagen ni el contorno de mi sombra,
ni el iris dilato de mis ojos.

¡Siento un placer desconocido,
suave, -lascivo a veces-, interrumpido
de vez en cuando por el pulso de mi
sangre y plañir de mi conciencia...!

Escribo en un papel deseos muertos.
Nombres de mujeres. Poemas aprendidos.
Frases inconexas.

Me encuentro vacilante. Preterido.
Luchando en un mar de soledades,
preguntándome qué hago aquí, por qué
no me marcho a mi casa…. dónde está
la puerta de la calle…
…
¡La tristeza y el dolor me queman…!
¡La angustia y el alcohol me invaden…!

Autor: Francisco López Delgado.
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