CLÍMAX VOLÁTIL

He descubierto el sentido del placer
He sentido el perfume del orgasmo
He perfumado con gemidos el delirio
He delirado al rozar tus dedos, mis labios
He besado.
Besado con las ganas de abrazar
y morder, la puta almohada.
Agarrar la cabecera de cualquier cama
o las rejas que prohíben la entrada
a nueve moradas

cuando la dicha me vuelve violetas,
las muñecas.
Amarrada y haciendo muecas
de dolor gozoso yo suplico:
que el dolor no cese,
que el goce no pese
al sobre mí postrar, velas
ambiguas para alumbrar
una noche eterna, y
la cera de
estas para quemar
y marcar por fin,
por un siempre jamás
mi piel; nunca etérea.

M, Saida Cerdán