Caramuel 45
Yo vivía en un sitio
donde no había gaviotas
pero si jilgueros,
gorriones,
golondrinas.
E
El gorrión era pobre, vendido, desplumado
El jilguero se recreaba en
su jaula con un columpio
de palo verde y cuerda tibia
y su canto era miseria y alondra.
Las golondrinas navegaban
a la deriva
volando por un cielo raso,
atando cabos y puntas,
volcaban carreteras y veredas
se abrían paso con sus ganas
de vivir
revocando austeridad
y la soledad maldita
sin trampa ni cartón.
Sus piruetas me cegaban
hartas de pasar de largo
cortaban el cielo a pedazos
y a rodajas la brisa.
La noche no se acoplaba
a sus alas
la noche se perdía entre
miles de palabras
algunas tan ingratas.
Mis pasos se habían vuelto
zancadas
y las moscas de betún
no temían a nada, tan sordas como mudas las
creía
yo sabía que las golondrinas
volarían lejos, desertarían
la calle
limpiarían la terraza de migajas
y los balcones de pepitas de sandía,
y que un día
yo no volvería.
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