Cara a Cara

Con la mochila llena de heridas busco la verdad en tu cara,
con este traje que no lleva paraguas necesito la lluvia de palabras certeras, de esas que no acostumbras porque tu problema no es la farsa, es la miseria que has cultivado en tu alma.
Si ganara la mentira, invitaría a periodistas para darle aplausos a tu actuación con cada mujer que has sabido lastimar, tal vez no valga la pena preguntar dónde está tu bondad. En el ejercicio de buscarla no me podrás responder e inventarás mil disfraces tras la dulce sonrisa que caracteriza tu mirada.
Los milagros suceden dicen las personas que avanzan, hacia el cielo o el infierno dependiendo de los vientos que lo empujan más mi rostro empapado de enjugar tantas lagrimas, se perdió en tu boca y prefiere la perfidia que destilan tus labios. En que torpeza de mujer me he convertido que aun sabiendo el artilugio que transmites al mirarme Prefiero el edredón de engaños, que desprenderme de tu fina fragancia.
Y aquí estoy frente a frente, sin articular una palabra, mientras tú afinas el olfato de tu próxima presa en un rincón de la sala, amurallada me encuentro con la voces de mis hijos que me aterrizan como redobles de campana.
Ayúdame a mirarte sin disfraces que te liberen de ti, a veces creo conocer tu verdadero rostro cuando descubro tu acentuado veneno en las lineas de tu cara.