Cantos de progreso y destrucción
Uuuuuy! Qué delicia de enarenados parques
y bloques geotrópicos, escuálidos.
Oooooy! Qué ricura de terrazas entoldadas,
de polifémicos prismas encarnados.
Iiiiiy! Qué locura de vidrios y macetas,
de triciclos y bragas soleados.
Eeeeey! Qué basura de interiores pulidos de terrazo,
Aaaaay! Qué primicia de ratas en sótano y en ático
y en las aceras, royendo cada plástico.
Buuuuu! Desde la tele rumia el ignoto caribú,
discurre el Nilo, roe el zulú.
Booooo! No es cierto que sea tan mala la pantalla
pues sigue –booooom!– explotando la metralla
y unos a otros se llenan los pechos de medallas.
Biiiii! Nos dan segregada la morralla,
ocultan discretamente a los canallas
y muestran al luctuoso político que engaña.
Beeeee! Es sólo brillo de quincalla,
guardia civil sin lana, sin esquila;
a voluntad del fusil volvemos al redil.
Baaaaa! Despreciamos a la gente ,
no porque nos sea indiferente
sino porque infama, ultraja, vive, siente.
Buuuuuaaaaa, mala gente,
boooooiiiiieeeee, producto canalla de pantalla
que asegura que, si esto es un engaño, es culpa del rebaño.
Al zurriagazo queda la frente ardiente,
no limpia, claro está, somos morralla,
sangre a su servicio, sucio trapo.
Cuuuuu! No se puede difamar al ejercito,
tutú-tutú, y no por pequeñito, ni por nuestro,
sino porque no es muy diestro
Cooooo! matar la gallina de los huevos de oro,
coró-cocó, apedrear el propio tejado
y hacerle piteras al de al lado.
Ciiiii! No descubro nada nuevo
jijí-jijí, si condeno aquí
la antropofagia y muero.
Ceeeee! Se trata de los antiguos suevos,
jeje-jeje, de la vil historia ruin
que los eximios llamaron España de Caín.
Caaaaa! Coincido yo con san Benito,
a los obispos santifico, acólito maldito,
y me digo: prohibido comer carne, Pulgarcito.
Cuuuuuaaaaa, en la moral de san Benito me ejercito
Coooooiiiiieeeee, cultivo el cuerpo y el espíritu.
Si esto es un rebaño es culpa del engaño.
Al zurriagazo me arrepiento y mortifico, padrecito,
y me digo: ¡qué bárbaros los suevos! ¡tenían huevos!
pero nosotros somos nuevos, sangre pura, trapo sucio.
Me digo que todo esto le pasa al Unicornio
por las mientes, que no muere,
que le pasa en América Latina al uruguayo
y en España, le pasa sólo al loro y papagayo.
Nunca a nosotros, evidentemente.
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