Café al despunte, Vino al anochecer
Se dice que, para comenzar bien el día, una taza de café al despunte,
al igual que para terminar mejor la noche, una copa de vino para el desplome,
¿Que la pasión sabe a vino y el amor a un buen café? Debe ser...
pues sorbo a sorbo sosiegan las ganas del más fino catador.
El café endulza el alma y llena los pulmones de vida,
sabe a magia, huele a finca y dilata las pupilas,
es amigo de los libros y adicto a los climas fríos,
te hace soñar despierto a cambio de disfrutar su aroma a pasilla.
E
limpia las inquietudes y siembra poesía en los corazones,
Es confidente de la luna ayudándola en las noches intimas,
compañero para el camino, embriagante espiritual para toda la vida.
Consume más café para que las cosas cambien o vino para aceptar las que no,
no existe nada más exquisito y provechoso que estos dos brebajes,
jamás dudes en seguir su olor que activa de golpe tu corazón,
y si te cansas de todo, ven a mi vida: hay café, copas de vino y poesía.
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