Balada triste de distancia.
¿Y qué es la muerte sino
distancia contigo?
¿Y cómo llamo ahora
a lo que necesito?
¿Acaso puedo volar?
¿Acaso puedo?
Cuéntame el cuanto otra vez,
que falta el final oficial,
el que nos enseñaron.
Jamás tuve suerte y lección
contra las puñaladas,
dame mentiras,
dame más,
que sabe agüita clara.
Sóplame el miedo aquí, hazlo bajito,
llévate ya volando sus cenizas,
no importa que me duela ni si grito,
ni que lo entiendas arma arrojadiza.
Quisiera no decir: "te necesito",
sacarte de mi sangre y me granizas,
yo, sin paraguas, sin refugio adscrito,
sentí el peligro, no encontré baliza.
Camino encomendado a San Alejo.
Por convicción seré de los pendejos
el príncipe más rano y deficiente.
Por devoción me sabe insuficiente
lo que me ofrece el resto de la gente
y sin embargo te escribo desde lejos.
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