Arando

He sido la voz que os llama
cual ejercicio matizado;
anilina de trinos
sobre cada alborada deseada.

Un murmullo por el tragaluz
bajo la anécdota centelleante;
anhelando cautivaros en cada sonrisa.

Mientras tanto… los acordes arando

ávidos, por apresar la estela,
que rebasaré vuestra glauca vestidura.

Ansiado rostro de alabastro;
llamado ancestral
que penetra substancia al pecho.

¡Os nombra cada grano de arena
de mis ebrios sentidos!;
elementos del volcán, que en cada traslación
auguran memorias, al amor de mayo.

Anidada,
en el viento que desplaza las hojas
bajo el índigo sombra.

Estrella de solsticio
con la cellisca verde labrada;
al camino armado de furores.

…Limitadamente queda tiempo,
cadencia, color del añil.

Ausente óleo, que temeroso devora
mis lentas erosiones.

Vos arando
desertas despojado;
árido, volcado, solitario,
doblegado, augusto, exhausto;
si eludís al mundo y sus miserias…
-Arando, ¡huye, hacia mí!-

*

Septiembre 19, 2016
Autor: Gabriela Ponce de León,
La Dama Azul
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