Amar es morir toda la vida
Al compás tú y yo
tú y yo al compás del sonido,
del sonido de tu voz con mis latidos,
tú tan lejos y tan aquí mismo…
Tan aquí mismo me lees y te escribo.
A
así se escucha tu voz, al son de mis latidos,
tan adentro, tan aquí mismo…
Recuerdo la fragancia de un romance;
calado hasta los huesos, decía mi lápida:
la mesura para los cobardes, prefiero morir por amarte.
Así recorres por mis venas, caudalosa ría
de mi sangre, que por ti hierve y se escultura en arte;
noche y día, tu diosa voz y esta inspiración maldita:
¨Todas las noches, antes de morir el día, te escribo,
te escribo un poema, para que mi pena nunca muera
y jamás, tu voz en la memoria mía.
Todos los días aprendo a quererte más, vida mía;
porque tengo pena, y ella amarte más me obliga¨.
No es la pena un castigo noche y día,
ni el hueco en el espacio tiempo, ni el eco del vacío sin tu voz,
ni el amor hecho añicos, que por el día descalza esquiva, el alma mía…
Es el estrecho camino, el que contigo transcurre raudo y veloz;
porque amar es morir toda la vida, contigo o sin ti noche y día.
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