Una moneda y un destino: nuestra historia de amor
Dicen que el amor llega cuando menos lo esperas,
cuando la vida parece ir en otra dirección,
y de repente, algo tan pequeño como una moneda
se convierte en el puente entre dos corazones.
Así fue contigo, mi amor.
Una moneda marcó nuestro destino,
y lo que parecía un simple juego del azar
era en realidad el plan perfecto de Dios
para juntar dos almas que estaban hechas
Desde ese instante supe que no eras cualquiera,
que en tus ojos brillaba la ternura que buscaba,
y que en tu risa se escondía la melodía
que acompañaría todos mis días.
Hoy, al mirar hacia atrás,
no puedo dejar de agradecer por ese momento,
porque gracias a él descubrí
al hombre que se convirtió en mi compañero,
mi refugio, mi amigo y mi amor eterno.
Cinco meses han pasado desde que dijimos “sí”,
y aunque el tiempo parece corto,
para mí ha sido suficiente
para confirmar que a tu lado
quiero pasar el resto de mi vida.
En estos meses hemos vivido de todo:
hemos reído con ganas,
hemos compartido sueños,
hemos aprendido uno del otro,
y también hemos enfrentado pruebas,
pero incluso en los momentos más difíciles
nuestro amor ha brillado más fuerte,
demostrando que cuando hay fe, confianza y unión,
no existe obstáculo imposible de vencer.
Cada día contigo es diferente,
cada día descubro un detalle más de ti
que me enamora, que me atrapa, que me inspira.
Tu manera de cuidarme,
tus palabras cuando más las necesito,
tu paciencia en mis momentos de tormenta,
y tu alegría en los días de calma…
todo eso hace que mi corazón te elija
una y otra vez, sin dudarlo.
Me gusta pensar que lo nuestro
no fue casualidad, sino destino,
y que si tuviera que lanzar mil monedas más,
todas caerían hacia ti,
porque no hay otra vida posible para mí
que no sea contigo.
Sé que apenas son cinco meses,
pero siento que ya hemos construido tanto…
un hogar lleno de amor,
una vida que se proyecta hacia el futuro,
y una certeza inquebrantable:
que eres el hombre con quien quiero envejecer.
Cuando pienso en ti, me lleno de paz;
cuando sueño contigo, me lleno de esperanza;
y cuando estoy a tu lado,
mi vida entera cobra sentido.
Gracias por amarme como lo haces,
gracias por cada gesto,
cada mirada, cada palabra y cada silencio compartido.
Gracias por ser mi compañero de batallas,
mi confidente, mi abrazo seguro,
y el amor de mi vida.
Hoy celebro estos cinco meses de matrimonio,
pero en realidad lo que celebro es la bendición
de haber encontrado en ti
mi mayor tesoro.
Te prometo que seguiré a tu lado,
en los días fáciles y en los complicados,
en la alegría y en la tristeza,
en la salud y en la enfermedad.
Porque lo que siento por ti no tiene final,
porque mi amor por ti no depende de las circunstancias,
sino de la decisión que tomé
cuando te elegí como esposo.
Y al final de este poema,
quiero dejar escrito lo más importante:
TE AMO.
Te amo con todo lo que soy,
con todo lo que tengo,
y con todo lo que algún día seré.
Te amo en este presente,
te amaré en cada futuro,
y aun cuando el tiempo se detenga,
mi amor por ti seguirá vivo,
porque lo nuestro nació para ser eterno.
Conoce más del autor de "Una moneda y un destino: nuestra historia de amor"