Todo depende de Él

Un agradecimiento:

A los bendecidos libros que de niño leía, por no tener otra cosa que hacer en mi precario hogar, donde sus letras y hojas perfumaron mi juventud.

Al milagro de los pasos traviesos
que en mi diccionario de pecados
guardan una sutil picardia, historias sin fin tras enseñanzas que sólo, he aprendido en la vida.

A la estúpida potra madura
que le apode "imaginación" de la cual me agarraba de su cintura, mientras sin darme cuenta cabalgaba al olvido.

A

mi emocionante adolescencia la cual
me trajo el tren de la primavera
y el tren del invierno me lo arrebató.

A los jóvenes amores que no duraban ni un día,
que no dolían,
que te besaban,
y que en los rincones de mi memoria,
se perdían.

A las damas que conquistaba con frases de una noche,
del cual hoy día pensarlo,
sería un derroche.

Recuerdos que inundan este fracaso,
como balas perdidas,
triunfan en el ocaso.

A la enigmática rutina que un día se convirtió en el aburrido día tras día,
de esta sinfonía,
con radicales sentimientos que mueren en agonía.

A los ojos verdes como aceitunas
que me vieron crecer,
ella es la luz de la luna de miel,
mi guerrera sin cesar,
orgulloso estoy de ti Mamá.

Al guerrero que vio crecer a este fracaso,
Admirado de niño por su dedicación al trabajo,
que de grande valoro los pasos de ese hombre que no sabe de descanso.

Palabras que susurro,
tras hojas rayadas,
entre mi impaciencia y mi taza de café,
sólo basta una palabra para iniciar el holocausto,
de tiempos de amores castos,
donde un "Enfermo" se enorgullece de lo que fue,
se entristece de lo que pudo llegar a ser,
y sabiendo que nunca nadie estuvo orgulloso de él,
sigue sonriendo porque en ésta  vida,
Todo depende de Él.

Aldo Vera.