Solo no soy.
Con esa imagen de
Torrelavega, ( Cantabria),
España, tomada desde
el pico dobra.
Lo que paso a escribir,
como todo lo que comparto por aquí,
solo es una forma de entender
el arte del vivir,
dicho esto:
"
sino alcanzo la paz interior,
acompañado tampoco,
si solo no soy".
Quien al igual que
el fluir del río constante,
siguiendo su propio curso.
Sin interferencias psicológicas
o emocionales,
que hacen de barreras
tanto a la mente,
como al interior.
Originadas estas por un@ mismo,
tanto como las absorbidas
por el exterior.
Independientemente de su condición,
estatus social o rol.
Y al igual que el cielo
sin nubes y despejado:
Alcanza su paz interior.
En su propio paraíso,
y sin la necesidad para ese estado,
de la dependencia emocional
o psicológica de otras personas.
Debido al encuentro consigo mism@,
en armonía con la vida que habita,
¡ qué no es otra cosa que el amor!.
No solo esta ejercicio una
presencia, clara, activa
y despierta.
Por el arte del vivir,
tanto para consigo mismo,
su lugar en este
mundo, y relación
con el resto de personas.
Sino que también, se alimenta
y nutre de su propia
presencia activa,
por el proceso más que evidente
de retroacción.
En conexión con un todo
universal, claro, evidente
y en plena acción.
Por el simple hecho,
del aquí y el ahora de
la retroalimentación.
¡ Y qué esto termine,
tal y como empezó:!
" Solo no soy,
sino alcanzo la paz interior,
acompañado tampoco,
si solo no lo soy."
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