Sentimiento Inmarcesible de un Poeta

Miro el ocaso, se embellece con una silueta sublime,
me acerco lentamente al ritmo de un latido,
de mis sentidos,
al ritmo de una canción de trinos.

El quejido suave de las aguas son parte de la armonía,
la paz envuelve el pasado menester
se hace una pausa;
serenos los colores
se acoplan en el horizonte,

y la sustancia de tal realidad
impregna con dulzura mi piel y mis recuerdos,
soy parte de un fragmento edénico
en el tiempo y en el espacio;
ya no recuerdo pesares,
suspiro calma,
me muevo en la fé,
me convierto en un sueño
dentro de otro sueño
y, sin pensarlo
estoy tan cerca de ese ser entrañable
que me brinda el regalo de un beso
y una mirada de azúcar,
una caricia sin sombra, casi como un rayo de la divinidad.

La brisa se impregna de aserrín luminoso,
de esas pequeñas briznas de luz
que quedaron como producto de la creación,
ornamentan mis recuerdos,
y el presente se torna en mis dedos
un suave roce de infinitud.

(P.D UN BELLO OBSEQUIO)