RUMOR CANSINO DE MI ALMA MELANCÓLICA

¡Oh, antigua fuente de los arlequines!
agua de vidrio, fuente de los mortales
por tus luces la oscuridad se marchita
y se escucha desde la cordillera los cantos de Nicanor Parra.

Las violetas danzan coqueteando con la brisa
y las dulces alas de las mariposas son estampados
que decoran el sueño eterno de Rafael Escalona.

El mundo abrace la armonía en carroza

Me siento al borde del sendero, acompañada de un azulejo
de vez en cuando trina mientras mis labios buscan
pronunciar tus aires sólo hallo las cenizas de los arrabales.

Me sumo a tus sueños con unicornios y galaxias vestidas de enero;
importa verte en su reflejo tejiendo coronas de heno.

Mi soledad hace un contrato con el silencio,
para evitar los heraldos de tus recuerdos
y con el rumor cansino de mi alma melancólica
decido marchar dejando la tristeza en bancarrota.

Ya no queda nada de aquel marzo que volábamos cometas.
El tiempo me anima a olvidar con las dianas que cuelgan de los días,
el perro que dormita en el zaguán esperando tu venida,
el sol bostezando bajo los tinglados nublando las ramas vespertinas
y el campanario de la iglesia más antigua que guardaba su repicar
para cuando tu frente se hiciese presente en las lozas del altar.

¡Oh, Artemisa! Aladas miradas guarda aquella alondra
que ahora florece en los afligidos versos de un bardo muerto.

Yaneth Hernández
Venezuela
Derechos reservados