Risas, risas

De lo altanero de la sonrisa mesurada
a la degradación de la carcajada febril,
han jerarquizado la risa,
celebrando la elipsis y el silencio
como un acto modélico
que les distingue y enorgullece
en eutrapélica acción
Se condena la risa abierta,
desvergonzada y cabal,
Se condena la nota disonante,
inconformada y rabiosa
que cuestiona forjados dogmatismos.
Se demoniza la desbocada razón
que exprime la burla.
Se subyuga la otra razón
que se esconde en la parodia
por una risa elegante y formal.
Estigma social excluyente
disfrazada de enardecida virtud,
moral de dudosa moral
es la risa temperada
de quien se ríe de la risa,
institucionaliza su verdad
con refinado proceder
y censura la voz enfática
de quien encuentra donoso
observar con algazara
el lado más adverso de la vida,
subterfugio forzoso
para sembrar la semilla del desdén
y abrir la sensata puerta de la sinrazón.

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