Refugio
Veo con gran decepción
lo que el hombre puede llegar a ser
solo para demostrar que tiene poder.
Ser un egoísta
al que no le importa la vida…
un imbécil que, jugando a ser Dios,
cree ser dueño del destino de los demás.
Un estúpido que se prepara para matar,
de las mejores universidades,
creando armamento
capaz de borrar a la humanidad.
Cuánta doble moral:
decir que se ataca una base nuclear,
cuando quien ataca
es quien más bombas esconde
y el único que las ha usado
para ganar una guerra.
Cuánta hipocresía en quienes
celebran una explosión
como si fuera música,
y huelen la pólvora
como si fuera el néctar de una flor.
Qué pena ver
y no poder hacer nada.
Ver niños que mueren,
ver al planeta mismo
gritar entre llamas:
“¡Por favor, ya no más!”
Ver a la madre
que sostiene a su hijo
como un pedazo de vida
que no puede dejar caer.
Y no…
no hay refugio,
no hay salida,
no hay vida,
no hay escapatoria.
Solo hay dolor,
herida,
tragedia,
muerte…
y dos malditos bastardos
que se creen dioses.
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