Pinocho

En las manos del maestro carpintero
con el empuje hirsuto de su maña
horas de retiro en espacios serenos
convierten la madera en dulce calaña.
Abrigos de sueños, despiertan la mañana
y en las serraduras los cortes ancestros
de ese fuerte roble que fue pilar de caña.
El maestro en su solitaria ruta de anoche
vacila la gruta de una huella deforme
con la corteza de un pueblo que lo avasalla

crea un muñeco Pinocho con nariz fantoche.
Cuerpecito tallado al gasto de la idea noble
chiquito modesto con sangre de roble
maltrecho en lo efímero de una andanza
de tentación no impune de la mescolanza.
Nefasto mentir en una nariz se manifiesta
Y los pantaloncitos de corte italiano
Carpintero y Sastre Gepeto lo entrega
a un mundo sin alma, de inercia temprano.
Ya en sus ojitos se apaga la odisea
de ser muñequito esculpido en madera
y en la mentira los cerros navegan
de camarón impasible su gesto vetado.
De ilustres manos rústicas lo crearon
de liliputenses hadas artísticas, lo contaron
que fue un día cortejo de taller en lo opaco
y ahora es ya un niño con nariz pequeña.