Pero no fue

Estabamos aquella tarde sentados, ella y yo.

Me había pedido un segundo para hablar . Escúchaba a lo lejos unos cuántos cantos que el viento sollozaba; al sol se despedía.

Cuando menos lo espere, ella había sacado el arcón ese que hace mucho yo habia guardado; el que estaba ya enpolvado. Las memorias brillaban, una vez más en sus labios, ella lo hacia ,

Desde la mañana radiante en la que me enamoro y caí presa de sus ojos que solían conquistarme a diario. Sus labios que eran la cuna de mis obsesiones; objeto de la pasión con la que me torturaba su jugueteo de ¡”Besame o mejor no”! y

Hasta la tarde dolorida en la que nos gritamos , ella odiandome , y yo sólo un loco desesperado. Por que ¡Rayos! Yo la perdía y con ella las ganas de vivir.

R

ecordar el día en que dijó: ¡”Vuelve”! Pero yo ya mordía otros labios que me apasionaban, y aunque así su sola respiración hacía temblar todo mi cuerpo.

Dijé ¡”No”!

Uno de esos pocos que duele decir en la vida,de esos en los que después uno tiene que enjugarse los ojos.

No quería caer de nuevo.

¡No quería!

Algunas realidades alternativas despues desperté y ví al imponente sol nacer cada madrugada, y anhele con todas mis fuerzas que estuviera con migo. La busqué pero sus ojos tenian un reflejo distinto , el de otro amor y le correspondia entonces, decirme; ¡No!

Después de unas cuantas borracheras y días grices como el día en que se fue, comprendí que esta vez no regresaría. Y no lo hizo.

Lo acepte al ver como le sonreían los ojos al escuchar otro nombre .

Hoy también podría ser una tarde cualquiera; Pero no.

Hoy estoy aquí escuchándola recordar. Mientras sonríe como solia hacerlo cuando su mirada y la mía se encontraban.

Hablá de cuánto aprendió e imagina cómo sería si aún su mano sostuviera la mía y si los sueños que aquella noche nos juramos cumpliríamos, no los hubiera llevado a la realidad con otro.

Preguntó “¿porqué?”

“¿Porqué no dijiste que me amabas aquel día, en el que te pedí que me miraras a los ojos?”

Fue entonces que toqué con afecto su mano y mientras mi universo bailaba en sus ojos , le respondí después de un hondo suspiro

“¡Lo hice!”

Sin embargo tu repusiste algo que congelaría a cualquiera excepto a mí.

A mi me quemaba el pecho , el entendimiento , me quemaba el ser.

Sus palabras fueron

¡”Ojalá pudiera creerte”! Después , despues se marcho dejándome ahí, hasta la rosa que desaíro se marchitó, en mi mano la ví morir , asi como lo hacia una parte de mí .

Un largo silencio nos invadió. Entonces le sonreí como sonreiría a un extraño y le dijé ;

“Pero oye, ¡tránquila! que eso ya paso” Luego me levanté y seguí trabajando.