Pequeño guerrero.
La música dejo de ser melodía el día de tu partida, verás, pequeño guerrero el día que decidiste irte, mis sueños desaparecieron fue como si mi piel se desvaneciera poco a poco, aquel día mis promesas temían porque ante su deseo de cumplirlas, no se podrían.
Aquel día, mis versos y mis escritos se desvanecieron con tu presencia, aquel día mis utopías estaban tan lejos de mi alcance que la angustia, el dolor y las lágrimas que recorrían mi cuerpo, recorrían a su vez mi amor aquel negación de mi alma a amarte, la torturaba.
Oh! Pequeño grande guerrero, clavaste en mi tu gran fuerza, y mi utopía cumplida llego a un final siendo comienzo.
Pero como, dime, como ha de ser un comienzo cuando mi vida se desvanece a cada paso, como este paso amargo del tiempo, amargo, tan amargo como aquel sabor que extraño de tus labios.
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