Para mi viejo, mi amigo, mi padre

Esperas tumbado el día 1 de noviembre,
a que llegue con flores y luces,
que cubra con lágrimas el ataúd lúgubre
donde descansas sobre viejas cruces.

Polvorientos ramos y agotadas velas
alumbran la oscuridad de tu cueva,
pero no te preocupes que iré a verlas
aunque truene o aunque llueva.

M

i viejo querido, hoy es tu día glorioso
hoy me gustaría verte despertar, salir
gritar y emerger de tu eterno reposo
aunque sepamos ambos que no va a ocurrir.
Yo iré a visitarte, querido padre,
porque eras sincero, listo, bondadoso
porque lo eras todo para mí.