OFÉNDETE
Hubo un tiempo en que la ofensa
se quedaba en casa,
ofensa era la propia vida,
era tanta que ya no ofendía.
Echábamos espuma por la boca
en el bar del barrio,
alcohol, tabaco,
toros, fútbol y coca cola.
S
por eso cambíabamos nosotros,
¡qué triste la peseta que la han vuelto a devaluar!
España somos todos.
En EE.UU. están como locos,
se casan, descasan y vuelven a casar,
¡Y no lo hacen por la Iglesia!
Un pecado mortal.
Te llamaban calvo,
cuatrojos,
gordo, flaco,
enano, largo,
puto payaso,
viejo, espantajo.
¡Te lo llamaban, claro!
La ofensa no era cualquiera,
sólo era contra el varonil honor.
¿¡Que me han llamado maricón!?
¡Le parto la cara a quien sea!
¿¡Que me han llamado cornudo!?
¡Como le pille lo empuro!
España era un guirigay,
un jolgorio permanente.
¡Que no te ofendas, majete,
que es lo que hay!
El régimen de alpargata,
la vida cotidiana,
la Chari que está muy guapa.
¡Me cago en tu puta cara!
Ofensa era la propia vida,
era tanta que ya no ofendía,
de trabajo el que surgía.
Los domingos misa.
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