Noches de ópalo
Me recorreré el emblema de tu escuadrón de letras
formando fila en el resplandor de tu organza,
inmaculado el aposento etéreo de las madreselvas
que recitan bajo el umbral sagrado de la esperanza.
Los grilletes de la espina desacatarán tu espalda,
el órdago de un nenúfar en la penumbra imberbe,
lloverá centelleando el argot de las hadas,
sobre el vástago recitar que abre la pendiente.
E
vestirá de novia el bostezar de la corriente,
el canto astral que retrata la acuarela de tu mirada
lubricará los vértices de un halo permanente.
Exhibirán los anhelos sus bordadas alas
y en los arrumacos vespertinos caerán inertes.
En la coyuntura escuálida el hueso de la templanza
musitará tras la colmena imperativos referentes.
Un perdigón goteará de una nube exiliada
bajo la merma agazapada de un crepúsculo hiriente,
ópalo de una noche , lirio de la madrugada
el duende lo sabe, guardado en tu mano lo tienes.
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