No se nada del futuro

Yo no me hice mayor
porque los años pasaran.

Andaba en otra parte
enturbiando cristales
con el aliento, impartiendo
señales de humo, siguiendo
las huellas del canguro
que nunca había visto
y que lo imaginaba ancho

y un poco largo, con un bolsillo
para meter las manos y saca hijos
o hijas de pies planos pelo corto
y morro fino.
También me reía sola
en los bares donde reinaban las copas
de vino
los ángeles de aguardiente
aunque lo mejor era el hilo
de una conversación,
el vacile de un prima
o hermano, de un lánguido
larguirucho,furibundo
poseído de calor, de inteligencia
y aullido
Así despiertos estábamos toda la noche
no pudiendo más con historias,
con los ojos abiertos de par en par
sin poder tragar
sin refugio
doblados por la risa
pero yo sabia que te perderías
en alguna esquina, te abrirías
para buscar lo que siempre llevabas
encima
un padre muerto y un hermano herido
una mujer tarada y un saber que
el tibio deseo
enfurecido y constante
poco se asemeja a la juerga
pero si a la risa.