No sé.

Ladrando mi soledad y buscando en mis notas revueltas en el cajón de mi vanidad. Hallé en una hoja de papel que estuve seguro que debía desechar y que dice lo siguiente...
No sé, me hubiera gustado quedarme un rato más entre tus brazos, relajarme en tu cintura y asomarme a tus caderas; amplias como el asiento de la silla que hoy está desocupada, contemplar desde atrás, la parte baja de tus rodillas y pensar, pensar, pensar.

También hubiera sido bastante satisfactorio, tan solo caminar tomados de la mano, platicar de lo vano, mientras comía de tus labios; besos con sabor a helado. Sentarnos por ejemplo en la orilla de la banqueta y coquetearnos con gestos y miradas y si, quizás aderezar dos o tres palabras que le agregaran un poco de intelecto a nuestros pretextos.
Por supuesto que me habría encantado que ese caminar, esos besos y esas manos largas que apartaban disimuladamente lo largo de tu falda; se hubieran hecho eternos.
Pero todo pasa, nada tangible queda y habremos de caminar con esos pesares perfectamente instalados en la espalda.
No sé, si al menos las cosas otra vez pasaran.

Extracto de "Amor de un viejo"
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