Mujer de otro
Luz que penetras en mi ventana,
trayéndome vestigios de noches encantadas,
que temeroso recordaba (en sueños guardaba)
esperando se abriera la puerta cerrada.
Mujer de otro, ya no contestas mis llamadas,
pero se que aún me amas.
Como vas a olvidar las pasiones consumadas,
epicentros de besos, deseos y llamas,
sin importar que nos aguardaran en casa.
Noches que, aunque de amor, manchaban mi alma.
Estrepitosos cantos de sirenas idolatradas,
inundaban tu alcoba hasta la mañana.
Mujer de otro, así te llamabas,
pronunciar tu nombre no se justificaba.
Traviesos niños a los que no les importaba,
que la dulce sinfonía, ya no se escuchara.
Mujer de otro, mujer amada,
ya no usas tu perfume de jazmines y malvas;
ya no seguiré, viajero, rondando tu ventana,
porque aún hoy nos esperan en casa.
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