Mohicano

Cuando el chamán invoca el espíritu de la borrasca:
la profecía del viento retumba de un golpe la llanura
la estepa se tiñe de ocre cubierta por la hojarasca
el bisonte peina la tierra libre de cualquier captura.
La coartada de los antepasados en trance se manifiesta:
la cascada grita el hálito de nuestros nombres
el rastro rupestre se flagela en el iris de la cueva
arcos de fuego incendian un bosque que duerme.
En el refugio megalítico de tus sosegados brazos:
de las flechas hendidas en las pieles rojas

de las amazónicas noches tabulando tus danzas
del hedor antropológico de los cuernos de ganado
en los seniles latidos de una tierra que no se enoja
por los hurtos derogativos que saldan tus hazañas.
En la escapada flatulenta de tu hígado que sangra:
en el pacto bípoda de tu incandescente amuleto
a quemarropa los tótems se resquebrajan
y sus partículas reiteran la huelga del invierno,
Cuando el chamán nos une en bodas de ceniza:
Y se embriagan los semblantes de las estalactitas
una cacería de órganos y almas rebosa en tus manos,
allí donde sólo puedes ser mío: Mohicano.