Mi vida sin vos o con vos.

Quiero contener los sentimientos catarticos de la frustración y nostalgia. Pero es un enojo sordo y quizás con un poco sin sentido.
Se retuerce en la panza, en mis brazos y sobre todo en los ojos mojados de lágrimas que no llegaron si quiera a salir del lagrimal.
Me siento enojada y estafada, pero no sé si es con vos o conmigo. O con las dos. Conmigo por no aceptar lo poco del tiempo que nos queda juntas, el abrazo que me debes desde el día que la enfermera me apoyo en tu pecho y las veces donde tú boca se enmudeció y no salió "estoy orgullosa de vos hija".
Me duele el olvido de tus años y poco cobijo que me diste. O lo que no me diste. Me duele más, que lo que me has dado. El plato de comida quizás hasta en la calle lo hubiera encontrado mejor, no quemado, con menos aceite y con más sal.
Te veo caminar sobre la casa, con tus 30 enfermedades y un bolso lleno de pastillas que te calman la ansiedad de no haber sabido ser madre.
Pero estoy enojada, porque aún sabiendo que ni con todo el tiempo del mundo podrías disfrutarnos juntas.
Pero ya está, ya no queda tiempo. Yo me voy pero vos también te vas. Y me dejas la culpa inmensa de no haber sido mejor, aunque se que soy mejor.
Es tan terrible tu ausencia futura y es tan cobarde el presente. Que detrás de la puerta me ignoras como si toda la vida no se acabará cuando vos no estás.

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