Mi Enjoyada Flor.
MI ENJOYADA FLOR.
(Ma fleur bijou)
…
¡Ella era mi enjoyada flor que las estrellas quisieron coronar! ¡Un diamante de ámbar puro, resplandeciendo en la abrazadora oscuridad de la noche!
La conocí cogiendo los suspiros de una rosa, dialogando con los secretos de las orquídeas,
mientras pintaba con el carmín de sus labios las ojeras de la luna.
L
ruborizando a las pálidas dalias, abrazando las brisas del mar,
consolando al conmovido sol del ocaso,
saciando la sed del sediento cerezo con el rocío que brotaban de sus ojos.
Ella era mi cosmos,
la fisura por donde respiraba mi alma.
Con ella conocí el amor y la alegría; también, la soledad y la tristeza.
Aprendí, con ella, a coger los suspiros de las gardenias,
a sentir la melancolía de un ave en pena,
a recoger sus lamentos de las hojas secas,
fundiéndome en sus miedos hasta ser su consuelo.
La recuerdo amándome en un capullo perfumado de acacia,
elevándose con el aroma de un nardo blanco,
y desde lo alto me arrojaba los colores y matices cambiantes de sus ojos cielo.
Los dioses se inclinaban ante su encanto,
muriendo por su amor, implorando la brizna sagrada de su aliento.
Y ella… ¡Oh, ella moría por mí!
Con cada suspiro, su esencia disolvía la niebla auroral en vastos océanos de luz;
con cada beso, una estrella fugaz surgía de su pecho,
tejiendo corales de fuego que vibraban al unísono
con la melodía de nuestros cuerpos entrelazados.
¡Siento su ausencia como hielo abrazando mi alma,
una escarcha ardiente, más lacerante que la llama que exhalan los ocasos tristes!
Sus encarnadas nostalgias me contemplan con miradas dolientes,
miradas que, como espectros de un ayer sagrado,
aún deambulan por los corredores de mi alma.
Allí —donde el amor trazó su estela de luz y ceniza—
se derraman, gota a gota, versos silentes
que sólo quien ha amado en plenitud puede descifrar.
¡Oh, qué elegía me consume!
¡Ya los cirios se apagan… uno a uno… como estrellas que mueren sin testigos!
¡Ella era mi mundo,
mi abismo y mi cúspide,
la encarnación de un amor inmaculado y profundo!
En cada rincón de mi memoria arde su flama divina,
intacta, encendida en el santuario de mi ser.
Sus besos están esculpidos en las fibras más hondas de mi alma,
y mientras haya respiro en mi pecho,
su amor vivirá conmigo:
como poesía inmortal,
como una revelación que desafía al tiempo y al olvido.
...
Derechos Reservados del Autor
Leonardo Sarmiento López.
Imagen subida de la red.
14 de agosto de 2023.
Lima _ Perú
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