Mi alma

De todos los incendios al que más temo
es al perpetuo incendio de mi alma,
perdida en un exilio en el que prolonga
desmedidamente su ausencia,
aún frente al llamado frenético de mi sangre,
mi saliva, mis ojos de hombre
que desparrama su grito altivo,
para que ella aparezca, para que aparezca,
en el cementerio más violento de la tierra,
o caprichosamente,al partir el pan que nos comemos.

Que aparezca, que sea por una vez valiente,
aunque no dé razones de su ausencia:
por qué me dejó desprotegido,
en lugares donde las mañanas son perros escamados
y los árboles sostienen pájaros distintos de aquellos
que florecían en la infancia.
Que se muestre aún con sus vanidades,
pues de todas las mentiras,las que más temo,
son las que el hombre dice con ruido de tambores:
la mentira de la absurda violencia,
de la cual ella está mojada, embebida, enamorada.
Que aparezca para matar las legítimas dudas de la noche,
para bañar los fuegos del infierno
donde las más doradas hojas son reiteraciones de la cólera.

Pero que no aparezca.
No la necesito, mezquina y cruel como los terremotos.
Que no venga.
Un repudio de flores quemándose al sol,
mi grito eterno de marginado sin alma,
la entierran donde el río se amomontona.

Voy a tientas hacia el destierro que prolongará mi agonía.