Mandato de sangre
Antorchas a la medianoche ,
encienden entre roces de ojos ámbares;
navegando en el frió consuelo, con la lluvia desde muy lejos,
desde notas agotadas , desde cantos soñadores,
moviendo cada alma y seres sin perdones.
Violines soplando, entre los pinos dos almas;
alimentándose de sangre que será su vino , invitado he sido; por pensamientos de una pureza desconocida, con mi espada dorada y mi amada gabardina,
bailando entre las sombras y, esa alma que perdona , refugiando su presencia en mi jardin de tristes violetas.
M
Su tierna palidez deshace mi vejez, con siempre sentir sus rostro,
la sangre me convierte; con la fuerza del oso,siempre al verla con la luz; viajo a la edad media destruyendo la eterna cruz, con nuestro poder de amarnos, sin ser obligados a obedecerla.
Dos vampiros enamorándose, dos suspiros alejándose ; los destinos son distantes, pero no un mandato de sangre.Sus rojizos ojos me convierten en hombre lobo; para cazar por sus latidos, para cazar por enamorarle.
Nos arrastran las ternuras y, sentimientos nublantes, las dagas no pueden destruirnos
pues forjaremos un amor, ni el sagrado hierro puede hundirnos, nuestro querer es más colosal que el averno.
-Juan Diego Kammler
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