LUTO
Encuentro sobrenatural: pesar.
Nº LII
En la oscuridad que me abriga, me susurran voces de consuelo, el corazón se rompe en múltiples partes de las que salen chorros dolientes de sangre.
En la penumbra, mi señor, me arden los ojos en el arrepentimiento de no haber hecho nada, me duelen los ojos de no dormir al saber que allá afuera hay cinco cuerpos devorados por los buitres, que el vino de hace tres días sigue en mis entrañas: está amargo y ya no es de su tierra de origen, las lágrimas como piel fría se evaporan con su propia negrura y aceite les prende fuego de palabra.
El negro se adueña de la cotidianidad y el clima es espeso cuando los ánimos se levantan. El ciclo se repite, una y otra vez, hasta recordarme los errores que he cometido y que en lo más profundo del espíritu, no he dejado atrás el pasado que me atormenta.
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