Locura
Costoso y petulante,
el sinsentido ambulante.
Andaba suelto el crujir de dientes del carnero
que sorbía cemento.
Pisotearon los cubiertos,
nadie se dio por aludido,
salarios cobrados sin fatiga en las manos.
Nosotros mismos nos destruimos
Y cuando observas,
aceptas que merecemos el látigo
que nosotros mismos engrasamos.
Triste paradoja:
el viento tras la farola,
al frente de las amapolas.
La sangre no llegó al río,
y con suerte,
solo peleó bajo cubierta,
sin quebrar la frente
ni al frente.
Suspicacia encarnada en barlovento,
así se anuncia la desidia,
así se certifican los lamentos.
Nadie piensa en nadie,
pero todos ansían que piensen en ellos.
Sin sentido de realidad en las orejas,
se extraña el contrapunto.
Supuestos entramados
sirvieron de excusa
para declarar la mala fe del hermano.
Qué pesadumbre en este abrazo
que mañana marcará el reloj
anunciando el fracaso.
La muerte no mira a nadie a la cara,
solo te tiende la mano
y no pregunta nada.
Espeluznante matadero:
el crucificado agotó
el repertorio del guerrero.
Y cuando ya no se puede más,
hay que alzar el freno,
darse la bendición,
y seguir subiendo escalones,
aunque no sepas cuántos quedan.
Tenores, gritad fuerte,
suavizad la noche,
y en lo profundo del sueño
haced las paces,
hasta con el infierno
que llevamos dentro.
19/08/2025
Dikia©
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