LAURA IX

No te atrevas a insinuar un tempranero desenlace;
falta que me abraces,
falta mirarme en tus ojos,
encontrarme en tu sonrisa,
jugar con tu pelo y tu estatura,
serte fiel en el invierno,
verte salir del infierno
y del ático.
No te atrevas,
la vida es buena golpeando,

pero cada diente sacado,
cada beso al pavimento,
cada ceja partida
enseña.
Tal vez no he sufrido lo que tú,
pero he vivido
que es lo mismo,
también he tenido ganas
de destrozarme el pecho a puñaladas,
pero odio los metales afilados
y la sangre derramada.
No te atrevas a insinuarlo,
21 años son pocos,
no digas que estás repleta,
que la felicidad te ha llenado,
te faltan nubes por ver,
estrellas por contar,
mariposas por vomitar,
muchos puntos suspensivos,
poemas con tu nombre.
¿Quién será mi amor lingüístico?
¿Quién me enseñará catalán?
¿Quién me llevará en bicicleta por un país desconocido?
Dejarías muchas dudas en mí,
además de un nudo en la garganta
y tu nombre en mi cabeza.
No te quiero evocar,
quiero poder hablarte,
decirte que hoy me fue mal,
que hace mucho calor acá,
que el verde te sienta bien,
que a veces no se que escribir
y es porque no te encuentro en mi cabeza.
No te atrevas a insinuarlo,
aunque no estés a mi lado
te quiero
seis horas más que yo,
diez grados menos que yo,
euros en vez de pesos,
pero viva al fin de cuentas.

...

No te atrevas a insinuarlo,
matarse puede ser sencillo,
una daga,
una pistola,
un veneno silencioso,
pero la gente que no muere,
la que recordamos por siempre,
se mata
viviendo.