Las líneas de las manos

Colchones sobre los que el destino duerme
líneas que se bifurcan o de golpe frenan,
en sus chepas cargan la suerte de los nombres
que descifran lo que es mejor que no se sepa.

Amortiguan los años que se leen mortecinos
dibujados en pliegues que se abren como abanicos,
senderos de gnomos alpinistas que buscan
los rastros de los luceros que las noches fulguran.

L

íneas que son bocas extendidas en sonrisas
como hamacas en cada palmo de la mano, mecidas
en los aplausos se dan besos clandestinos
Y se fugan por el derma de sus propios caminos.

Algunas tan marcadas como el hierro en la piel,
Tan profundas que atraviesan los puños,
Otras frágiles como una lágrima sobre papel
Hipocondrías de la luna que desvía su rumbo.

Ágoras de siluetas de la vida que se conglomeran
desgastadas algunas por las enzimas del viento,
de los roces y las manos que apretaron con ganas
en una vida de trabajos y de inmortales recuerdos.

Popurrí de líneas en tela de sueños
de la araña que las teje con paciencia,
como viudas de esposos encinerados
cenizas fibrando las luces de bohemia.

Como barcas que no las vuelca la tormenta
en las ruinas de venas debajo de ellas,
ruinas del collar intempestivo de perlas
del mar muerto por el que navegan.