LA RECEPCIÓN
EL ENCUENTRO
(De “REMEMBRANZAS DEL FUTURO” Diario de un mochilero - sección amor”)
Págs. X, de la fecha X.
Nos habían enamorado nuestros poemas. Miles de sueños escritos anidaban ya en las mentes y corazones. Y no veíamos horas de hacerlos realidad. Hasta que una fecha, oh sorpresa, mientras jugamos virtualmente al monopolio (a sabiendas que quizás alguna trampita por ahí), salió nuestra cita entre las cartas de la suerte. Y claro, habiendo hecho dinero con mis dados, se me ocurrió usarlos para el divino encuentro. Así, ni corto ni perezoso, en la noche más ilusionada mi avión despegó hacia el aeropuerto de Barajas. Ya sabemos que para el amor, el tiempo es tan relativo, por eso apenas había dado una pestañada, ¡Madrid a la vista! Seguramente no imaginéis de los emocionados “tic tacs” en mi pecho calculando que ahí abajo esperaba ya la musa de románticas inspiraciones con todo su amor a punto del desborde, en esa enamorada represa de su pecho. Y oh, maravilla, ¿acaso pudieron aparecer dificultades para reconocernos?, pues no señores, porque ya nosotros en esos momentos, ¡dos teledirigidos del amor!
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Poco después su coche cruzaba la Gran Vía y luego de minutos a nuestro nido de Fuencarral. En instantes dominados por el más raro sortilegio , dejamos el coche en el sótano y nos dirigimos casi corriendo hacia las habitaciones y habiendo llegado a la sala en el primer piso, ahí de un modo sorpresivo ella se abalanzó hacia mi cuello, hacia mi cuerpo, ¡para devorarme a besos! Y en un santiamén se hizo claro que todo lo acumulado entre poemas y sobre todo en el aeropuerto, empezaba a desatarse cual una descomunal y estrambótica recepción de amor, como si los cuerpos hubiesen pasado forzada separación, despiadada contención de amor durante años, no, de siglos o milenios, ¡y en medio de la sala, sin preparativos ni alguna tregua! Es alucinante tener que hacer visibles esos momentos sobrehumanos, cuando la tensión dinámica de lo apasionado va superando de instante a instante todo lo imaginable que se podría fraguar entre los versos más encendidos, esos cuya incandescencia haría palidecer o ruborizarse de igual a igual tanto al infierno y el cielo; porque cuando tras horas de locura desenfrenada ya fuimos tomando conciencia de los hechos, no quedaba duda que ahí en pleno corazón de Madrid, entre los sofás y las alfombras se habían encontrado, retozado y amado en extremo una pareja de feroces panteras, en esa residencial del arte convertida por nuestro fragante amor recién estrenado, ¡en la sabana más inconfesable, voluptuosa y salvaje de África!
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07/08/2025
© D.R.
Fogosa música para el caso: FALDA ROJA – flamenco.
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