La noche

La noche en torno a su negrura, mi sangre quieta no quería
del oscuro aroma que en sus torrentes descubría , ¡oh veneno de dulzura!
¿Qué impulso ardiente despótico te condeno fúnebre a brillar?
Tus astros corceles patriarcas a su lóbrega brida jamás desatarían.

Tu sentencia contra el remordimiento es todo belleza,
en tu voluptuosidad forzada a la lujuria y a la pereza,
que en el fondo de tu melancolía solo odio y horror se derrumban,
sirve para los condenados mareas bruscas para que se hundan.

Y

a teñir de negro a la natura
y de tensar de miedo a la luna,
que en sus lugares solo aturde a la locura
para esos que buscan la ventura.