La Misteriosa Chica de la 211


Los vecinos de las otras habitaciones
se quejaban de los ruidos,
decían que se tenían que poner tapones
ante tanto sonido de gemidos y suspiros.
Sin embargo ella parecía estar sola
pues desayunaba y cenaba sin acompañante,
cuando se encontraba con alguien un escueto hola
y el resto del tiempo era Indetectable.
S
siempre bien vestida y con mucho porte,
radiante de la cabeza a los pies,
la verdad es que no parecía una mujer del norte.
Con un alo de misterio que descolocaba,
oveja y pantera a partes iguales,
zumo de naranja y copa de cava,
acudir a misa en los carnavales.
Un encanto fuera de lo común,
un desastre maravilloso,
tintar unos zapatos blancos con negro betún,
quitarle de los labios rica miel a un oso.
Era un riesgo que tenia que correr
la abordé cuando esperaba el ascensor,
la miré a los ojos y por fin le hablé,
pero su respuesta me desconcertó.
Acláreme un misterio si es usted tan amable
pues somos vecinos de este mismo hotel,
se escuchan tormentas y ruidos de sables,
y siempre la veo sola y quiero saber.
Ella me miro fijamente pero sin decir nada,
le dije ¿ no piensa responder usted entonces ?
puso su mano en mi hombro y me dijo, camarada
la próxima vez que venga a este hotel elija la 211.
Conoce más del autor de "La Misteriosa Chica de la 211"