LA MARCHA

2017 Sep 07
Poema Escrito por
Margazul

Duerme mi fe sobre los viejos adoquines.
Descorro la cortina y, sorprendido,
me enfrento a la vergüenza de mi propio nombre.
De míseras traiciones escucho los aullidos
y un ataque de celos enciende mi cabeza,
después, calladamente, reposo en los arbustos.

La calle, tendida en su camilla,
se rinde ante corceles de poderosos cascos.
Puedo oír en sus charcos los murmullos de afuera

y ver el precipicio que dio asilo a mis sueños.
Oteando el paisaje, sobre desiertas colinas,
presiento la barbarie de mustios criminales,
el cuarto donde duermen indecorosas cunas,
el dolor que resbala por sudorosas pieles
ya en su primer encuentro embarazadas…

Rubores de epilepsias.
Un relucir de estrellas recién iluminadas
enciende con sus gritos –o quizás sean gruñidos-
el fervor que despiertan los mitos populares.
Modelando sus labios con espasmos de júbilo,
desconsolado ejército de perspicaces sombras
dibuja en mis mejillas febriles movimientos.
Súbita muchedumbre, desenfrenados músculos
se apiñan al rubor de níveas muselinas
holladas por las ruedas de un gigantesco ómnibus.

Impasible, la vida, sembrando el pavimento
de nocturnas batallas, avanza, retrocede,
aturdida por sórdidas blasfemias.
Un desfile de rudos puñetazos
enardece coléricas refriegas
con el humilde objetivo -¡ay, perdonen!-
de molestar un poco.
No hay lugar para remilgos,
ni músicas solemnes que engrandezcan
el camino hacia un fin.

Sucio pañuelo amordaza mis sueños
acompañados por vespertinos cánticos.
En ollas de impureza mis sesos hierven;
los desalmados pasos de furtivos suicidas
detienen el febril traqueteo de mis acelerados trinos.
¡Esos vítores, esa estampida
de roídos zapatos no me interesa,
ni me gusta mezclarme con ella…!
¿Qué puedo hacer, entonces, sino
mirar hacia adelante y, con premura,
de estos yermos desiertos alejarme?

2017 Sep 07

Margazul
Desde 2014 Jul 11

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