A la felicidad.

Por el regalo de la salud,
que la tranquilidad del paso
de los días.

Junto con el techo y los alimentos,
que por el esfuerzo han sido
merecidos y ganados.

La felicidad en el tiempo
no es algo pasajero,

cuando se reconoce y
aprecia ese regalo.

Sin la necesidad de que ese estado
de plenitud y tranquilidad
haya de conllevar, necesariamente
cualquier otro motivo
para justificarlo.

Salvo el de agradecer cada aliento
que la vida te da y ese latido
del corazón constante.

Por el simple hecho de no solo
estar vivo y poder contarlo,
sino también, de día tras día,
poder disfrutarlo.

Por lo tanto, tener una mente
clara para las cosas de la vida
y el vivir el día a día sin sobresaltos.

Dando lo mejor de uno mismo
al resto de personas en
relaciones sociales.

Transmitiendo buena vibra,
empatía, energía
y actitud positiva:

Son los ingredientes más auténticos
conocidos
de la felicidad, cuando esta
es constante.

Por el simple hecho de que cuando
se reconoce lo verdaderamente
importante, la felicidad trasciende
lo subjetivo, relativo
o lo pasajero.

Y como el fluir del río,
que lo hace con calma,
en esos días con cielo raso
y despejado:

Se vuelve constante.

Por lo que los días van dando
paso a las noches como volando,
y cuando esto esta ocurriendo:

Lo está haciendo por algo.

Salvo cuando ese estado
de plenitud,
claridad mental y tranquilidad.

Haya de ser alterado por cosa real
y justificada,
ya que por las cosas de la vida:

Un café solo no se puede hacer
sin agua, al igual que una
vida completa
no se vive sin altibajos:

"Cuando perdió la salud despertó;
ahora, recuperado ,
sabe de la felicidad
más que nadie".

¿ Y tú, has conocido con el tiempo,
alguna otra felicidad más constante?.