La condena
De vez en cuando me perturba la forma en como nos ubicaron en esta costelación, como si se tratara de un grupo de indios esclavos.
No existe cosa que nos salve de esa miseria a la que los dioses nos sumergierom en una especie de castigo. Aborrezco el desagrado que existe en el humano, cada pequeña pieza que conforma lo peor de nosotros, desde lo impalpable hasta lo que se puede describir.
En este lugar donde el ser debe morir mucho antes que el cuerpo, es fácil nombrar ese acontecimiento de cuando todo empieza a verse menos visible pero realmente la tristeza empieza a abarcar todo. En ocasiones creo un mundo mental en que vivo lejos de toda mi realidad donde amo una vida que no existe, tal vez lejos de la civilización humana o como dijo mi hermano menor: ser un extraterrestre para no sufrir de la condena.
Conoce más del autor de "La condena"