Fuego vs Hielo
Parece invierno y hace calor.
Todo nublado, como mi mente y mi corazón.
Parece que debería sentir frío, pero no, siento calor.
Duele respirar y no sé si seré yo, roto ya mi caparazón,
aquel con el que me cubrí de tus manos gélidas,
de tus miradas traviesas.
Se rompió, y ardo en llamas, pues ya no estás,
para llenar de esperanza a mis sonrisas
o para que tus manos me cubran de cosquillas.
T
pero siempre asumía que volverías,
como el fuego que se reaviva con el sol
y que dejaba cenizas por donde caminaba yo.
Vuelve y deja más dolor,
de ese que incendia todo
cuando te vas sin enviar mensajes,
o cuando sin decirlo, dices que me aleje.
Prefiero el fuego que dejas al tocarme
que el frío que dejas al ignorarme
cuando dices que no quieres hacerme daño.
Pero Dios, el hielo puede quemar también,
pero no llegas a sentirlo, hasta que te ves congelada
y no logras sentir nada.
Toca cada parte de mi piel,
incluso bajo mi rodilla,
la única parte en que tu nombre no has grabado,
para poder decir que soy toda tuya, del pelo al pie, de lado a lado.
Que tu nombre esté en cada uno de mis costados.
Sólo te pido que no seas tan brusco,
que no seas tan suave,
que a veces me rio más de la cuenta,
eso ya lo sabes.
Pero quién sabe,
quizás estés incendiando otros parajes
o quizás tu corazón se derritió en otras manos,
y yo debería estar feliz de que no te congelaste por completo,
que aquel incendio llegó a tiempo,
para darle a tu alma algo de sentimiento.
Abrázala, dale todo de ti,
que si vas a morir, que sea por fuego.
Ya que del hielo no se puede salir
a menos que sea derritiéndolo.
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