Fragmento

2016 Mayo 06
Poema Escrito por
San Brendano

¿Quién iba a sospechar como terminaría admirando a las bellas mujeres que ante sus ojos se paseaban?

Eran carnes moluscas, sus pieles semejantes a tiernos corderos que un niño puede acariciar hasta la desidia completa. Sus estremecedores pasos que deambulan con cierto estoicismo por las sucias calles de la repugnante Babilonia, tenían una ostentación parecida a un grupo de cuadrilla. Les observaba y como un dejo de incredulidad les examinaba con expresión convaleciente. Los finos brazos de muñecas, cargando unas rusticas ollas con guarniciones sobre sus cabezas, pequeñas y plegadas de surcos con multitudes de cabellos largos en invariables colores. Aunque el tono mayor predominante era el rubio sus empolvadas cabelleras les traspasaban la espalda y llegaban de manera pintoresca hasta más allá de sus glúteos femeninos. Podía quedarse un siglo pernoctando sus translucidos cutis y ambicionar ocupar un lugar junto a ellas que el humano no parecía entender cuan valiosas eran en su premurosa normalidad. Les contemplaba a esos retrógrados recipientes de asquerosas costumbres y tan amados por él y su Dios; ensuciar sus almas y ojos, al espiar con absoluto disimulo a las hijas de los hombres que se entremezclaban afanosas entre las multitudes de mercaderes. También había una que otra señal de complacencia en ambos personajes que demostraban su insensibilidad para herir el amor y la autoestima de quien era su compañero del alma.

2016 Mayo 06

San Brendano
Desde 2016 Feb 26

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