En la marea de la serenidad
Enajenado de todo espacio tribulado
llegué hasta tus radiantes orillas serenas
queriendo compartir el lampo de tus suaves lágrimas
disueltas en sacras espumas lisérgicas,
bajo la símil oda que recubre mi corazón
se vierten columnas que detonan en sangría
para escindir mi nuda alma dispuesta
y así regresar entre añoranzas sempiternas
hacia el regazo ondulante de tu casta marea
E
así como de la tierna promesa
de dos enamorados separados
que se volverán a encontrar dispuestos
después de la muerte soñadora
sellando tus costas afligidas
de toda profana intervención cegadora
Me rescataras de toda vergüenza
mientras emergen tenues inarmonías,
donde almas límpidas
viajan absortas y libres en reencuentros crepusculares
auscultando un amor extraño y perplejo
envuelto con un delicado sabor prohibido
mezclado en la ignota valencia del mítico espejo
que aún no ha sido corrompido
La noche filigrana
quiere venir con resiliencia
para cubrirme en el ósculo materno
hacia mis diluidos tormentos de ignominia
arrobados en tus labios carmesí,
junto con la diáfana aparición de una imagen divina
imbuirás por siempre este anhelo correspondido
cuando el dolor por fin se haya ido
viajando en un fulguroso arquetipo evi eterno
en la marea de la serenidad
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