EL DIAMANTE

Recostado en el camino,
un diamante sin latír,
se notaba preocupado,
y sin nada que lucir.

Lo tomé sin preguntarle,
y en mis manos lo besé,
y le dije amigo mío,
nada tienes que temer.

E

l diamante se repuso,
y me dijo muy silente,
" por favor cuida de mí,
te diré yo lo siguiente":

" No me creas lo que digo,
ni contemples mi color,
sigue el eco del silencio,
que pregona el corazón.

Si la estela en mi dejada,
te parece confundir,
busca el puerto de la entrada,
y el destino por seguir.

Si me miras a los ojos,
busca el oro que está en mí,
la belleza del diamante,
es materia sin pulir".