El castigo de los impíos

2017 Mar 17
Poema Escrito por
Dositeo

I
¡Que decepción!
Me doy cuenta que en los periódicos
puedo exprimir sangre… Mucha sangre…
Accidentes, violaciones, suicidios,
asesinatos y homicidios.

¡Que lastima!
Ladrones vagabundos buscando
la vida fácil, robando dinero

a los que luchan y sudan por obtenerlo.
¡Oh! ¡Que desespero!

¡Impiedad! ¡Estafas! ¡Secuestros!
¿Por qué pasa esto?
Si aún en esta tierra
existen personas buenas,
familias que se adoran,
triunfan y evolucionan.

¿Por qué pasa esto?
Si los hombres buenos
ayudan sin intereses creados,
son leales y no se aprovechan
de las necesidades.

¡Estafadores! ¡Vividores!
Se enmascaran, se disfrazan
aprovechándose de la ingenuidad
o de la buena voluntad.

Que alguien ayude
a exterminar la maldad
y sólo exista la paz, la tranquilidad.

¡Que los niños! Disfruten de su infancia
y no los aniquile el hambre.
¡Que los niños! Vivan sin morir
a temprana edad por las guerras,
las miserables guerras.

¡No aguanto más!
que alguien me escuche
en esta fría oscuridad.

II
Siento una inmensa soledad,
siento una agonizante depresión,
en mi corazón yace la desolación,
el martirio, el coraje y el rencor…

Encerrado en una prisión
desolada e invisible,
con deseos obsesivos y tormentosos
de querer borrar a los odiosos
por ser inservibles.

Desesperado en cuatro paredes
deseo cambiar el presente
por no estar de acuerdo
con los malos actos
ocasionados por los malvados.

De tanto que he leído
voy a invocar al juez de los tormentos,
un antiguo demonio
misterioso y funesto.

¡Que miedo tengo!
pero es lo que quiero,
necesito saber, ¿por qué pasa todo esto?

¡Listo! Aquí voy

Camino hacia un rincón
y coloco seis velas en forma de círculo,
al hacerlo, les prendo fuego y digo:

– ¡Heme aquí; juez de los tormentos!–

Escucho ruidos. ¿Alguien anda por ahí?
Escucho pasos. ¿Quién está aquí?

El demonio se presenta:

–Yo…
El demonio que tú invocaste,
en este momento te llevaré
a un lugar secreto,
que nadie conoce, que nadie ha visto–.

Mi cuerpo desmayó
y mi espíritu de éste salió…

–Gracias por concederme este momento,
me doy cuenta que en este lugar
su ambiente es maquiavélico
ya que todo está contaminado e infecto:
Veo paisajes siniestros, arboles negros
cuyos frutos son cabezas humanas colgando.
Veo gusanos en cabalgatas
homenajeándolo a usted por hacer justicia.
Veo a violadores aprisionados
en carapachos de caracoles gigantes
atrapados sin poder salir
convirtiéndose en carnada fresca
para las mascotas del diablo,
enormes cucarachas que a los asesinos
con sus afiladas patas los despedazaban,
comiéndose su podrida carne
y vomitándola en su rostro.
¡Que asquerosas! ¡Que horripilantes!
voladoras, aterrorizantes.
¡Insectos repugnantes!
Pero así es el castigo
que sufren los detestables.
Almas desoladas y devastadas,
destinadas al sufrimiento eterno
por sus pecados perversos,
tan oscuros, tan siniestros.
Almas perdidas y desahuciadas
del mundo terrenal
para ser sentenciadas
por toda su maldad.
Almas que no se arrepintieron,
pues ellas están padeciendo
ya que este lugar es el infierno.
No le suplicaron al Creador,
estas indefensas ya no tienen perdón,
jamás habían visto tanto horror.
Un lugar donde el gusarapo no muere
y el gusano es un monstruo
con dientes puntudos,
el cual sirven para comerse
a los condenados.
Estoy en otra dimensión
alejado de la esfera del tiempo,
alejado del mismo universo.

Sin modales zafios
me permito hacerle algunas preguntas:

¿Usted juzga a los pérfidos?
¿Protege a los inconversos?
¿Extermina a los malévolos?
¿Ultraja a los detestables?
¿Destroza a los execrables?
Contésteme, por favor–

El demonio:
–Soy un ángel despreciable
que se alimenta de los abominables;
las flores se marchitan
al ver mi esplendido rostro
oscuro y retorcido.
Fui expulsado del paraíso
y devastado por ese hecho
quise vengarme de los despiadados;
es por eso que me divierto
cuando los castigo, por el simple hecho
de verlos aterrorizados, de verlos destruidos.
¡Me burlo! ¡Me río!
Aquellos pensaron que iban al cielo,
aquellos imaginaron que el Redentor
los había perdonado. ¡Pobres ingenuos!
En la vida humana existe un balance:
El bien y el mal, lo oscuro, lo divino,
lo sagrado, lo profano.
Las leyes terrenales no se comparan
con el famoso código llamado “Biblia.”
Ley que prevalece y predomina a la muerte,
pues, sólo los buenos se salvan,
los rectos, los perfectos,
los que vencen al pecado,
los que son diestros, sólo ellos.
Pero lamentablemente son muy pocos
los arrepentidos de corazón, ya que por obras
nadie es salvo. En este sitio nadie es santo.
El sufrimiento de los humanos
es nuestro gozo, porque son condenados
a este lugar del abismo
y sufren como nosotros sufrimos.

¡Bienvenido! A la tierra de los impíos,
mi nombre es Astaroth; el inquisidor,
el señor de la putrefacción,
soy quien provoca el desastre, la perversión,
la desdicha, la perdición,
desde la antigüedad he provocado el terror–.

–Los sabios dicen que usted también cumple deseos
y hace pacto con los vivos,
¿Es eso verdad, demonio Astaroth?
Cuénteme su opinión–.

Astaroth:
–Así es, lo hago por diversión,
desde los inicios del mundo
nosotros los demonios
desobedecimos las leyes por orden
de nuestro líder,
prometiendo lealtad, libertad,
odio y honor. No tenemos derecho al perdón
nuestro Señor nos abominó,
por eso odiamos a los humanos
porque sólo ellos tienen la salvación.
Tenemos el derecho legal de visitar
y merodear la tierra para tentar,
tratar de lograr que el pecado
llegue a la concupiscencia.
No olvides que somos conocedores de la Ley
teniendo siempre en cuenta lo que un apóstol decía:
“La carne es contra el espíritu,
el espíritu es contra la carne”
Ambos, siempre serán desunión.
Cuando están vivos
le ofrecemos todos los placeres
como manjares predilectos
siendo eco en sus oídos
incitamos en sus deseos prohibidos,
conquistando su debilidad
logramos conseguir su deslealtad a la pureza,
envolviéndolos con su misma sutileza
logran caer en la miseria
y me gozo porque después de la muerte
para ellos sólo existe la condena–.

–Los antiguos libros dicen
que usted es un duque infernal
mano derecha de Satanás,
poseedor del conocimiento,
manipulador de la sabiduría,
ex príncipe del trono.
Fue vanidoso y obsesionado
por querer ser un Dios
su poder lo enloqueció e intentó
conquistar el cielo y dominar el infierno
pero su líder el diablo se cruzó por su camino
el cual prefirió callar y envidiar.

¿Es eso verdad?

¿Qué pasó en realidad?–

Astaroth:
–Antes que la raza humana se expandiera
yo sabía con plenitud y ciencia cierta
que la humanidad iba a ser imperfecta
al mismo tiempo perturbante y compleja,
es por eso que todas las legiones demoniacas
desean, anhelan, sueñan, que desaparezca
por no cumplir el propósito
y los designios de Dios.
¡Jamás! Lo hicieron, ¡Jamás! Lo harán,
sólo sirven para estorbar;
sus leyes apestan, no son respetadas,
sino manipuladas… Las autoridades son compradas…
El príncipe de la oscuridad
no se interpuso en mi camino
al contrario; él sabía que yo controlaba y dominaba
la línea del destino, que podía ver el pasado, el presente
y el extraordinario futuro. ¡El fin del mundo!
Destruir los planes divinos, no era nada fácil
se necesitaba de una sutil y excelente estrategia,
un plan con mucha paciencia
para tomar el control de todo.
Pero lamentablemente no fue así
Yavé nos humilló, eso nos dolió,
injustamente nos juzgó
por no estar de acuerdo con la existencia humana,
por no estar de acuerdo que se les adorara
y rendirles gloria y honor.
¡Nosotros! Queríamos adoración,
sacrificios, honra, divinidad y gloria.

Desde nuestros orígenes
hemos poseído excelentes dones,
poderes que nunca ustedes obtendrían,
éramos magníficos, éramos insuperables,
por ser los hijos de Dios.
¡Ángeles inmortales!
¡Guerreros admirables!
¡Hermosos y elegantes!
Pero al revelarnos nos costó la belleza
más no el poder interno
el cual era un gran privilegio,
punto fundamental
para nuestro ingenioso plan–.

“Risas maquiavélicas”

–¿Qué sucedió?
Necesito saber la verdad,
¿por qué son tan anatemas?
¡Todo se perturbó!
por querer alcanzar la vanagloria
y saborear la vanidad.
Todo se perturbó
por creerse los más inteligentes
y tratar de destronar al Creador
por una maldita obsesión;
querer convertirse en Dios–.

El demonio se enfadó y me interrumpió

– ¡Basta! No hables más,
Tu no sabes lo que siente un demonio
por dejar de ser un ángel,
por dejar de ver la luz,
no sabes la frustración que padecemos
por el maldito hecho de no obedecer ordenes
y peor esclavizarnos a ustedes.
Damos asco, nuestros horripilantes rostros
producen repugnancia, somos deformes
por ser desobedientes. ¿Te parece eso justicia?
¿Dónde está la equidad? Si en este horrible lugar
viviremos toda la eternidad
atormentando al impío malvado
por cometer hechos macabros.

Todo aquel que muera sin arrepentimiento
será castigado bajo orden divina.
El ser humano obtiene el perdón de Dios
y la vida eterna mientras viva.
Lucifer pudo vengarse
de la deshonra y humillación
que el mismo Yavé le hizo–…

–Astaroth, gran duque del infierno,
su jerarquía predomina legiones de demonios
que están sólo a su servicio.
Cumple el deseo de los vivos
cuando ellos lo invocan
a pesar del precio que se deba pagar,
es por eso que necesito saber
cómo se vengó Satanás–…

2017 Mar 17

Dositeo
Desde 2015 Nov 18

Conoce más del autor de "El castigo de los impíos"